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El Reseteo inevitable

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Es difícil mensurar el daño que Insaurralde le hizo a la campaña. Campaña que ya es cuesta arriba, en la que sus figuras principales (Kicillof y Massa) están decididamente solos, cometiendo un pecado imperdonable para algunos: querer ganar.

Sea cual sea el efecto, es urgente el reseteo dirigencial. En estos años la vara ha quedado por el subsuelo. La bajísima calidad del funcionario promedio que ocupó las primeras líneas con sus correspondientes “asesores” interviniendo sobre temas de los que no entienden y entorpeciendo la labor de quienes si entienden, es preocupante.

En abril de 2023, decíamos en este espacio que:
“La combinación entre calidad de funcionarios y el enfoque que tomaron muchas políticas públicas con su marcado descenso hacia los particularismos, en detrimento de las agendas de mayorías, es lo que ha generado un deterioro fenomenal en el grado de prestigio social de las burocracias estatales, que parecen haberse elitizado tanto que han perdido el contacto con la realidad de las y los ciudadanos. Todavía existe una burocracia plebeya más cercana a las demandas reales, pero necesariamente está opacada (y por momentos enfrentada) a esa burocracia extraviada que opera los destinos del gobierno.”

Mariana Heredia escribe en su (recomendado) libro “El 99% contra el 1%” un oportuno testimonio:

“Doy clases en una maestría de una Universidad de élite y cada año los lazos políticos de mis estudiantes se dividen casi proporcionalmente entre las dos fuerzas políticas mayoritarias. A cada cambio de gobierno, veo cómo entran y salen del Estado, se desplazan entre espacios de la administración nacional o entre carteras que no tienen nada que ver entre sí (de Cultura a Ambiente, de Seguridad a Educación, de trabajo a Salud). Una migración dictada por los vínculos políticos de cada uno y donde no se observa diferencia alguna entre partidos. En 2021, les sugerí que intentaran articular sus tesis con la especialidad que les interesaba desarrollar y a partir de la cual podrían hacer algún aporte a sus tareas dentro del Estado. Uno de los estudiantes contestó que le había manifestado la misma inquietud a su jefe político. Según comentó el jefe lo tranquilizó diciendo que: ‘para mandar no hace falta ningún conocimiento específico.’

Si el peronismo quiere sobrevivir políticamente y no transformarse en una mera liturgia de ciertos sectores del AMBA, debe resetearse. La formación política y doctrinaria de sus dirigentes no es la única, pero si la más sólida forma de elevar su calidad moral y profesional, algo imprescindible para la difícil situación que atraviesa el país, la política y la Estatalidad como principio ordenador de la sociedad.

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