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Un unipersonal intenso que transcurre sobre dos vectores principales: la actuación fantástica de Germán Rodríguez y la densidad narrativa del guion de Francisco Estrada.
¿El acontecimiento? un cierre de listas con todos sus ingredientes: narcisismo tóxico, la práctica deportiva de la humillación, asesores de imagen, la industria de la apariencia, las presiones y los fantasmas propios y ajenos. La desgraciada suerte de administrar lo que se hereda. El obstinado y psicótico escenario del «lo tuyo va a salir, quedate tranquilo», con el protagonista provisto solo de una silla gamer y una botella de whisky . Desesperación.
El eco de un padre muerto, viejo abogado y brújula moral, que todavía impone un deber que Rodrigo -nuestro protagonista- no sabe si rechazar o asumir. Una hija que se pliega al signo de los tiempos y no responde a mandatos.
Pero en esta historia, lo que importa no es el acontecimiento, sino la erosión que deja en el protagonista. Las huellas del tiempo y la memoria. Una reivindicación borgeana de “Funes el memorioso” en la era del olvido que es también una crítica. Una historia atemporal donde “tutto passa”, y no tanto.
Hay que ver «La era del olvido» porque es una oportuna metáfora sobre dos capacidades humanas y políticas fundamentales: olvidar y recordar.
Se puede ver en:
El Camarín de las Musas – Mario Bravo 980, CABA
Funciones: sábados 21.00 horas.
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