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Hoy es el  Día De La Militancia por aquellos que lucharon 18 años para traer a Perón.

Solo la doctrina justicialista fue capaz de perdurar como estructura sentimental del pueblo, aún con su líder exiliado durante 18 años. No existen casos así en el mundo, ni tampoco movimientos que funden y tejan sus vínculos en torno a un valor y a un concepto humanista como el de LEALTAD.

Hoy se honra a cuadros políticos y sindicales inconmovibles que pelearon contra todas las afrentas de las oligarquías. Esas que sembraron no sólo el odio, sino falsas dicotomías y divisionismos, de izquierda a derecha. Ideologismos vacíos que perduran hasta hoy y que mantienen en la infancia de la política discusiones nacionales urgentes.

Una generación que, con errores y aciertos, estaba orientada por la justicia social. Por una doctrina que, como decía el Gral.: “si ha trascendido al mundo, si se la teme y la combate, no es por nueva ni por vieja, ni siquiera por cristiana ni humanista. Es precisamente porque se ejecuta y resuelve un problema que los imperialismos no desean resolver”.

Es por eso que un militante sin doctrina siempre corre riesgo de transformar su acción política en un ir y venir desorientador, que deambula por un posibilismo moribundo. Es Justo allí, en ese punto de la historia personal, donde la política es reemplazada por la mera supervivencia. Por eso es importante que nos formemos para actualizar una doctrina esencialmente pensada por y para la Argentina, que tantos quieren adulterar y/o cancelar.

Comprender a Perón para persuadir, tomar como hoja de ruta ese Modelo que nos legó. No para sacralizar la palabra sino para aprender a hacer en este mundo volcánico que nos toca. Es lo mínimo que podemos hacer para honrar tanta lucha. Recrear un peronismo para la Argentina y no una Argentina para el peronismo.

No es lo mismo tener una verdad en la que creer, que no tener ninguna. Es la diferencia entre una vida con sentido y una vivida por inercia.

Después de todo, ¿cuántas veces se dijo que el peronismo había muerto?…quizás todas las veces que hizo falta que reviviera.