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Texto originalmente publicado en Instagram.
Un gobierno moribundo arrastra ,también, el cráneo roto del país. Congreso cerrado. Viejos apaleados. Si el FMI fuese un organismo serio, cabría esperar que no le preste un centavo a esta armada Brancaleone de brutos con consumos problemáticos de poder.
Si. Han bajado la inflación. Pero lo han hecho como quien, para sacarse una espina del dedo, se amputa el brazo. “Que nos juzguen por nuestros resultados” dijo el presidente en la asamblea legislativa. También suplicó un salvavidas parlamentaria al mismo congreso al que denominó nido de ratas. Accidentado pragmatismo.
No se puede gobernar con marketing digital y métricas de redes. Lo dijo un funcionario macrista en 2019, antes de una retirada que inició similar (abuso de ideologismo, represión y FMI): “le ganamos al peronismo, pero nos encontramos con la Argentina.”
Por eso en enero de 2024 escribimos “Revolución precoz”. Alli decíamos que:
“La visión panorámica que Milei tiene de la Argentina es la de un lugar, no la de un país.(…) Este Milei ya no es el candidato anti sistema, sino el presidente del sistema que contiene no un “lugar”, sino un país que tiene componentes que exceden sus condiciones sociodemográficas o su historia económica. Contiene a una sociedad con una tradición, una cultura efervescente pero auténtica, y una idiosincrasia que Milei se jacta demasiado temprano de conocer. Una sociedad a la que se puede convencer en una elección con argumentos que no sirven para gobernarla.”
A los fascinados con la “novedad” libertaria, de tanto ver “nuevas derechas” y crear negocios de streaming y catas de política por YouTube se les pasó la constante de que hay dos perros sin correa que se repiten en esta historia: Bullrich reprime y Caputo endeuda. Solo cabe desearles suerte: ojalá alguien los respete después de haber confundido deliberadamente para sostener sus “proyectos”. Criaderos de narcisistas que consumen la que venden. Emprendedores.
Si el gobierno tiene chances de reelegir es porque la dirigencia “de este lado” solo ofrece un acompañamiento terapéutico de la crisis, no una alternativa. Dirigencia opacada por una una legión de artistas o influencers con rebeldías de laboratorio y sostenida por una juventud que está mentalmente vieja. Estamos llenos de ex funcionarios, pero carentes de políticos. Política onlyfans, solo apta para politizados. Con anillos interminables de burócratas vocacionales que la separan del “afuera”, ese donde habita el tipo común con el que no conecta.
Los rencores se acumulan como la lava de un volcán. Y los que hoy trabajan de sádicos, en todas las escalas, tendrán lo que merecen, en un derrame más parecido a la anomia que al ajuste de cuentas. Un gobierno al que muchos de los que lo acompañaron, solo lo acompañarán hasta la puerta del cementerio.
En una sociedad precarizada y descreída, el modelo libertario avanza hacia un choque inevitable. Antiflamas no faltarán, pero sin imaginación política, serán pocos —o pocas— quienes logren calzárselos a tiempo y tener la suficiente entereza para marcarnos el camino que nos permita salir de las ruinas en las que vamos a quedar. Pero para que haya un Néstor Kirchner, antes tiene que haber un Duhalde.
Argentina se encuentra en un estado de descomposición y estancamiento institucional que el libertarianismo no inventa, pero sí expone y acelera. Y exige reformas estructurales impostergables. La justicia, el sistema laboral y otras áreas críticas requieren transformaciones profundas para revitalizar el país y dejar de mirarnos en el espejo roto de problemas que pateamos hacia adelante.
Como señaló Perón en su Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, la democracia social debe equilibrar los derechos individuales con el bienestar colectivo. Si la política aspira a rejerarquizarse dentro de la comunidad que dice representar, sus fuerzas mayoritarias deben avanzar en estas reformas. Y hacerlo antes de que los derechos y el bienestar se desvanezcan, como viejas fotografías sepia en el desván de una generación que ya olvidó por qué valía la pena luchar por ellos.
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